Toda la infelicidad del hombre proviene de su incapacidad para permanecer pacíficamente en soledad en su habitación (sin distracciones). - Blaise Pascal.

Sal a la calle y mira a tu alrededor. Verás gente apresurada y pegados a su celular.

Nuestra vida cotidiana se ha definido por estar agitados y ocupados todo el tiempo. Es lo normal.

Hacer nada no es aceptable en la sociedad que vivimos. Lo asociamos con irresponsabilidad o perder el tiempo.

Tenemos una fuente casi ilimitada de entretenimiento y distracción en la palma de nuestras manos.

Por lo mismo, todo el tiempo estamos activos y nuestro cerebro está recibiendo estímulos externos.

Cada vez es más difícil que una persona haga nada.                           La introspección y la reflexión se han convertido en artes perdidas.

La gente hace cualquier cosa con tal de distraerse y no pensar en su dolor.

El cerebro está diseñado para evitar el dolor y por lo mismo, buscamos distraernos con cualquier cosa que produzca placer.  

En realidad, para sanar, justamente necesitamos momentos de tranquilidad en los que escuchamos nuestra mente y emociones.

Tantas distracciones hacen que peligren nuestras conexiones. Con otros y con nosotros mismos

Evitamos a toda costa el aburrimiento, sin darnos cuenta que es justo lo que nuestro cerebro necesita.

Tener periodos de “hacer nada” puede ser lo mejor para nuestro estado de ánimo y salud mental.

Salir a caminar, meditar, sentarse a ver la naturaleza o leer un libro brinda oportunidades para que el cerebro procese experiencias, recuerdos, aprendizajes y emociones.

Momentos sin estímulo externo nos ayuda a promover el pensamiento inconsciente, a observar nuestra mente y a tomar mejores decisiones. Mejora nuestra concentración, productividad y creatividad.

Necesitamos momentos de quietud y tranquilidad en los que dejamos atrás horarios, calendarios, ansiedades, preocupaciones y simplemente experimentamos el mundo.

La clave para ser mentalmente agudo, productivo y emocionalmente saludable es permitir que nuestro cerebro descanse.

Las personas genio muchas veces logran más cuando trabajan menos.

La mejor manera de hacer más, puede ser dedicar más tiempo a hacer menos.


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