Es inevitable experimentar adversidad en la vida.

Es parte del viaje. Siempre habrá caos presente.

Se piensa que una vida extraordinaria es aquella en la que no hay tormenta.

Se piensa que una persona es plena porque no experimenta tristeza.

La realidad es que las circunstancias no siempre serán como queremos.

Entendí que ser feliz y tener una vida increíble no significa que todo está en orden.

Más bien, vivir en plenitud significa que fluyes con las circunstancias que se presentan.


¿Por qué la misma situación derrota a unos y a otros los fortalece?

¿Por qué la misma circunstancia arruina la vida de unos y mejora la de otros?

¿Cuál es la diferencia?


Todo depende de la perspectiva que le damos a las circunstancias.

Los sucesos no son buenos ni malos. Simplemente son cambios.

Nosotros le ponemos la etiqueta de malo cuando es un cambio que no deseamos.

Queremos que las circunstancias externas sean diferentes. Queremos controlarlas. Por eso sufrimos. No busquemos controlar.  Busquemos fluir con el cambio.

Las situaciones que no podemos cambiar, tienen el mayor potencial de cambiarnos.

Si hay cambio externo y tu no cambias, habrá sufrimiento.

Si hay cambio externo y un cambio interno, habrá crecimiento.


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