¿Qué anhelas en la vida? ¿Acaso es fama, dinero, viajes, premios, reconocimiento?

¿Por qué deseas eso que deseas?

¿Qué pasaría si nos cuestionamos como niños pequeños hasta llegar a la esencia?

¿Por qué deseo eso? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué?

¿Qué obtendrás al cumplir ese deseo?

Una vez que nos cuestionamos a fondo la raíz de nuestros deseos, todos llegaríamos a la misma razón: todos queremos vivir felices, libres de sufrimiento y experimentando amor.

Si estudiamos la mente de las personas enfocadas en logros y deseos, nos daremos cuenta que hay presiones psicológicas muy fuertes.

A través del éxito se busca corregir un aspecto emocional no sanado. Se quiere cubrir con éxito un vacío interno.

A través del éxito se busca recibir reconocimiento de padres o amigos que sólo mostraban amor si había logros.

A través de la fama o éxito se busca sentirse significativos y vistos.

Todos en algún momento hemos querido cubrir una herida con un deseo. Todos tenemos una condición imaginaria para la felicidad:  cuando pase esto_______ seré feliz.

Condicionamos nuestra felicidad y creemos que sólo podremos ser felices si cumplimos con ese deseo.

Darnos cuenta de dónde vienen nuestros deseos nos permite quitar esas condiciones que inventamos para ser felices y nos permitimos ser felices en el momento.

La verdadera felicidad no viene de afuera.

Imagina que comes un pastel de chocolate. ¿Eres feliz luego de hacerlo? Seguramente tu respuesta sea que “si”.

Ahora, ¿Qué tal si comes una segunda rebanada? ¿Sigues feliz? Tal vez ya no sea lo mismo, pero lo sigues disfrutando.

¿Y si comes una tercera rebanada? Ya estás lleno e incluso te podría dar asco.

Si el pastel realmente te diera felicidad, el sentimiento no se iría tan fácilmente. Sería algo permanente.

El pastel sólo da placer y confundimos ese placer con la felicidad.

Con los deseos pasa lo mismo. Eres “feliz” cuando tienes el placer de haber cumplido el deseo, pero el sentimiento se va y buscas el siguiente deseo.

Nos pasamos la vida de deseo en deseo tratando de ser felices.

Necesitamos aprender a apreciar nuestra vida, a disfrutar del camino y a hacer las cosas por un propósito interno.


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