Un bebé es completamente dependiente para sobrevivir. Es alimentado y protegido los primeros años.

Por este cuidado, los bebés desarrollan cariño y admiración incondicional hacia los papás.

Aunque haya situaciones dolorosas y disfuncionales en la familia, aunque la crianza sea deficiente y por más dolor que causen los padres, los niños pequeños nunca cuestionan a sus papás.

A raíz de los primeros años, un niño pequeño cree que los papás lo aman mucho y lo aman bien.

Si reciben maltrato o dolor, creen que eso es normal. No conocen otra cosa para poder compararlo.

Un niño pequeño siente inmediatamente la falta de cariño o afecto, pero no entiende las razones.

Automáticamente el cerebro busca una razón y colocan esa culpa en ellos: algo hicieron mal.

En vez de cuestionar o culpar a los padres, se culpan a ellos mismos por el maltrato o el ambiente nocivo.

Creen que no son suficientes y desarrollan sentimientos de desagrado hacia sí mismos.

Los niños pequeños instintivamente convierten el dolor y las heridas que les provocaron los demás, en disgusto por ellos mismos.

“¿Por qué está mami tan agitada y de malas constantemente?”

“Porque hice algo malo”.

“¿Por qué está papá tan distante y frío?

"Porque hice algo malo”.

Es imposible para un niño pequeño cuestionar a los padres que te dieron cariño y te mantuvieron vivo los primeros años.

De adultos, es muy fácil activar estas heridas de infancia.

En las relaciones toman la culpa por estados emocionales de los demás, ó un error de su parte lo toman muy a pecho,ó no son capaces de aceptar un error porque se sentirían muy culpables

Tal vez constantemente sienten que no son suficientes y creen que en algún momento harán algo malo y la otra persona se irá.

Lo que espera la sociedad de ti es que estemos agradecidos con nuestros papás.

Tenemos el día del madre y del padre para celebrarlos y les decimos que son los mejores del mundo.

Se espera que haya unión familiar sin importar la situación y es nuestra responsabilidad perdonar y tener buena relación con ellos.

¿Qué tal si eso no tiene que ser así?

El hecho de nunca cuestionar a nuestros papás, hace que carguemos heridas y culpas que no son nuestras.

Es muy importante cuestionar nuestra infancia.

En ciertas situaciones está bien enojarnos, decepcionarnos y entristecernos de nuestros papás para luego entender, perdonar, sanar y no repetir.

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