¿Cómo? ¿Ser muy amigable puede ser un problema?

Sí, cuando viene de un espacio que no es sano.

Cuando el exceso de amabilidad viene de un miedo al rechazo, del miedo a no ser aceptado o del miedo a no ser suficiente.

¿Conoces a alguien muy amigable que se suele llevarse con todo el mundo?

Incluso, tal vez esa persona seas tu.

Muchas actitudes vienen de una buena intención y parecen ser positivas porque ayudan a que te lleves con todo mundo y no haya conflictos.

Sin embargo, muchas de esas actitudes acaban siendo negativas para uno mismo.

¿Cuándo es negativo?   Cuando pasas por encima de ti.


Cuando en realidad no es amabilidad y se convierte en complacencia.

  • Olvidar gustos propios con el fin de caer bien y conectar con la gente.
  • Estar de acuerdo con todo y todos. Nunca mostrar desacuerdo o una opinión fuerte respecto a algo.
  • Aceptar culpas que no corresponden para evitar conflicto.
  • Olvidar tus necesidades o ponerlas en segundo plano.
  • Mantener silencio cuando tienes un conflicto o incomodidad.
  • No hacer caso a tus necesidades y hacer cosas que sobrepasan tu capacidad.

Es un problema cuando el enfoque siempre está en los demás y no en uno mismo.

Es un problema cuando nunca somos nosotros mismos y más bien parecemos camaleones adaptándonos a las personas que nos rodean.

Hay que reconciliarnos con la idea de que al ser uno mismo, es inevitable caerle mal a varias personas.

Hay que ser capaces de aceptar el rechazo y la incompatibilidad al mostrar nuestra esencia.

El desacuerdo y las diferencias no son malas.  Se puede aprender mucho y no es personal.

¿De dónde viene esta forma de ser?

En muchos casos, este exceso de amabilidad o complacencia viene de la falta de confianza en uno mismo o de una gran necesidad por conectar con gente y tener atención.

Tal vez en la infancia faltó esa aprobación, validación, cariño o atención por parte de los padres o hermanos mayores.

Al crecer hay una falta de confianza por las propias experiencias, gustos y pensamientos.

Hay una gran necesidad por conectar con otros, incluso si es a costa de uno mismo.

La verdadera llave para conectar con otra gente, es entenderse y conocerse a uno mismo.


Si quieres conectar profundamente con otra gente y al mismo tiempo contigo.

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