En algún punto el enamoramiento se acabará.

Tal vez con unas personas o relaciones dura más y con otras menos, pero inevitablemente se acabará.

La atracción y las emociones intensas que se tienen al inicio de la relación, se irán.

Ya no habrá esas ganas o impulso natural por hacer detalles románticos o conquistar a la otra persona con salidas espontáneas o flores.

Ahora las emociones de la vida cotidiana se interpondrán en el camino.

A pesar de no tener ganas, ¡busca seguir haciendo esos detalles!

El fin del enamoramiento no significa necesariamente el fin de una relación.

A medida que las emociones intensas del enamoramiento disminuyen, una relación puede evolucionar a una etapa más estable y duradera, basada en la confianza, el compromiso y la comunicación.

Si por elección logras hacer lo que hiciste al inicio, la relación no tendrá fin.

La chispa, la pasión, el entusiasmo y la plenitud de la relación se mantendrá.

El amor es mucho más que una emoción.

No podemos esperar a tener la emoción para amar.

El amor es una elección.

Es muy maduro elegir estar con alguien aceptando esta realidad de que el enamoramiento se acabará.

Esto te permite elegir a alguien por aspectos más importantes que el enamoramiento.

Tu percepción no está nublada solamente por los químicos.

Puedes imaginar cómo sería la dinámica de la relación a futuro y le das importancia a características de la persona que te permiten elegirla sin importar el enamoramiento.


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